sábado, 4 de septiembre de 2010

De como distinguir el inicio del final

Manos en el bolsillo de un pantalón gris de lana, sueter negro de cuello alto, esos zapatos que hacen ruido por más que uno no se los permita. Te ame. Pañuelo de seda a cuadros grises en el cuello, largo, la cara que combina. Y ahora duele hacerlo. La mano izquierda (la mia) juega en el bolsillo con un anillo que no descanza, y no lo hara nunca más, en un dedo. Maquillada desde la punta mas lejana del ojo, los labios cristalizados, mas rubor que de costumbre. Aunque quiera el pasado no se convierte en un papel. Una lágrima que sige a otra creando un pequeño rio que recorre lo que le conviene de piel y deshidrata sus ansias llegando al suave textil. Como quito de mi pecho el tatuaje de tus besos. En la mano derecha (la tuya) unas uñas enterrandose en la piel, largas, lastimando para sentir al menos dolor por otra cosa que no sea del alma. Necesito sangrar para entender que esto es real. Es de noche, ha llovido, puede verse el piso humedecido y aun se escucha ese zumbido que deja tras de si la lluvia cuando ha sido fuerte. Me equivoque. No hay ni luna ni estrellas, no hay más gente en la calle que la que se va inventandoy desvaneciendo como estela tras sus pasos en una pelicula de recuerdos y dolencias a futuro. Yo sé que te voy a amar, para toda mi vida sé que te voy a amar. Canta, rie.

Me equivoque. Siempre tendremos Tokio Rose.

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