sábado, 20 de septiembre de 2008

1+1=0

Uno no es si no la suma de sus principales dones o males.

Una horas. Supuestas unidades de medida que igual caben en un par de párrafos o en un cesto con capacidad para 8 litros de agua o 2 kilos de papel que podrían corresponder a un año de trabajo y a 20 minutos de desilusión. La paradójica comicidad del tiempo es sin duda un cuento de humor negro que Dios se inventa a si mismo todos los días, cuyos incautos protagonistas somos todos aunque ninguno alguna vez haya audicionado para asegurar el buen desempeño de su rol en la obra esta.

Mas que “unas” fue una. Pero parecía eterna y el tiempo se hacía como una liga mientras escribía la última carta, esta vez hubiera preferido referirse a un tal “usted” que escribirle un nombre como el encabezado y subtitulo de su réquiem impostergable. Si fue exactamente una hora. Misma en que los sentidos se le nublaron un poco, debido en parte al mal intestinal provocado por una tiranía amistosa (no vuelvo a comer ahí- pensó). Y vino la paramnesia con sus escuditos mentales inservibles y sus diminutas lanzas magnificadoras de lo negativo. El batallón espiritual de anticuerpos se murió completo al librar la primera batalla con un solo e insignificante recuerdo de una noche en la cima de no se que pueblo mexiquense con una cantidad ilógica de estrellas y luces citadinas, lejanas, lejanas (Aquí traigo a mis víctimas- recordó).

Respiro profundo, no sirvió, respiro más profundo, ídem. Contuvo la respiración y entonces las palabras empezaron a brotar de manera sensata. Sensata, sensatez, sens, sens…. Sensible, soy demasiado sensible- pensó. 30 minutos. Lo medible es de lo único que podemos estar seguros? No. Porque sé que pasó un tiempo pero no estoy segura de ese tiempo y el tomar un calendario no me va a hacer jurar ante ninguna escritura sagrada que no hay duda alguna sobre el tiempo invertido (mal que bien). Se acordó de un poema, escrito mucho antes de que sospechara de manera conciente que escribiría una carta sin encabezado (Intento hallarle un modo a esta realidad, para no fecharte en presente y dejarte de pensar…). Puede que su don de adivina haya dado frutos finalmente a favor suyo (…solo siento en la boca falta de sabores sin los tuyos mis amores, permanecen como muertos...) y no se dio cuenta a tiempo. En voz alta: Sos como aguafuerte para estos huesos que me suenan a esqueleto. Una pequeña carcajada, 45 minutos. Esto es lo correcto- siguió escribiendo. Para terminar: Y voy a extrañarte, Su nombre, el de ella, ese que escuchó muchas veces y que seguirá escuchando, pero no del mismo modo, jamás. Ese devenir, ese devenir, desgraciadamente nunca somos los mismos. Y también por fortuna somos otros (que razón tenía Mario).

Estas gotas, por que son? Habrá que escudriñar en el alma para descubrirlo, pero no tengo hoy derecho a perseguir ningún resto de nada por que nada queda si no las impresiones de lo que ya se convirtió en algo inexistente. Los recuerdos, llega un momento que de tanto traerlos se vuelven mentiras; como una blusa que se usa tanto que un día es un trapo y poco queda, si no en foto, de su gloria pasada. Por eso promete, la escritora, no acordarse de su nombre .Yo tampoco.

Y de fondo Celso Piña y Ruben dicen cosas que no se las cree ni su madre...


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