Hoy me cuesta trabajo escribirte. No solo hoy, ya son varios días. No es que no tenga nada que contarte, eso sería imposible, un sacrilegio. Por el contrario, tengo la cabeza llena de tantas y tantas cosas que tuve que abrirles válvula a los pensamientos y ya se me regaron aquí y allá. Es un pedecimiento total andarlos juntando, pero lo hago por tí pues necesito que sigas estando donde te puse.
"Yo se que un día volverás a mi lado y vendrá de nuevo el sol contigo a iluminar este mundo sin ti menos humano y absolutamente nada divino. Voy a mirarte entrar por ese camino forjado a pesar de la naturaleza entre casuchas viejas blanqueadas por el sol y amargadas por la sal que vuela en el aire. Yo se que un día volverás con la brisa marina para no volverte atrás nunca más, volverás a mi lado y te sentarás en tu silla en nuestro pedazo de mundo que en lugar de caerse a pedazos esperándote se construye a si mismo cada mañana de solo saber que no tardas.
La gente en este sitio no comprende cuando les digo que ya te acercas, dicen que espero en vano a que me aparezcas entre las sombras de las 6 de tarde, sé que hablan de mí como una loca, los niños pasan frente a mi casa todos los días retándose a saludarme. Pero yo me mantengo fuerte para que cuando llegues me encuentres incorrupta a pesar de los años.
Se que vas a venir caminando con tu forma tan peculiar de tirar los pasos pesados, secándote la frente disimuladamente para que no note tu cansancio y ocultándote bajo el sombrero la falta de raíces que para ahora, me imagino, habrá atacado tu cabeza. Vas a llegar con el saco en una mano regando tu formalidad entre los arbustos y las hierbas crecidas que veré moverse al ritmo de tus pasos cautelosos para que no note tu llegada. Llegarás mientras miro al sol abandonarse al inevitable atardecer con la misa sonrisa que me viene cuando pienso que nos amamos alguna vez. Perdóname que utilice esas memorias para sonrojarme, pero aun me causa el mismo candor que entonces recordarnos así. Yo te veré a lo lejos como una leona que acecha a su presa para agarrarle desapercibida. Sentada con la espalda clavada en el respaldo, fingiré estar dormida para poder mirar con los parpados caídos que disimulan mi entreabrir de ojos, cada pisada que te acerque finalmente a mi yo material. Con cada paso que des, van a clavarse más mis huesos a la silla y mis manos nerviosas lloraran lo que no llore en este tiempo de espera.
No es que vayas a venir, es que se que ya estas viniendo. Estas viniendo desde que te fuiste y cada día que ha pasado la espera no se alarga si no que pierde segundos. Subirás los escalones y yo abriré los ojos para contemplarte casi definido por tus contornos que solo me difumina un mal ocular sin importancia. Voy a sentir tu aroma desde ahí y tu me miraras también como queriendo decirme todo para explicarme nada. Pero no voy a permitirte abrir la boca. Vas a sentarte de mi lado izquierdo y tomarás mi mano entre la derecha tuya. Me mirarás y yo te miraré mirarme de reojo siempre sonriente con la dirección clavada aun en el horizonte. Cuando acabe de caerse el sol voy a levantarme y tu te levantarás tras de mi siguiéndome sin invitaciones por que no vas a necesitarlas. Vamos a cerrar la puerta de esta casa expectante y no va a pasar nada que no pudiera ver Dios por que ya no será necesario siquiera hablarnos.
Voy a acurrucar mi cuerpo en el tuyo y dormiremos juntos, tú velando mi sueño y yo el tuyo como entonces. Y voy a olvidar que algún día te fuste sin decirme a donde o porque. No habrá necesidad de perdonarte nada con solo sentir el calor de tu presencia junto a la mía finalmente. Yo se que vendrás porque así es como debe de ser y es. Que tu me llegues de regreso porque he sabido ser paciente y no he dejado de Marte n solo día de mi vida que hoy se acerca a su final. Dios sabe que vas a venir aunque todas las bocas lo nieguen y se cansen de mentirme que no es cierto. Yo no me cansaré nunca de mirarte llegar.
1 comentario:
Al principio de la carta me senti identificada!!! Creo que todos podriamos dedicarla a alguien!
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