miércoles, 20 de agosto de 2008

Caballos de fuerza

Tengo hábitos. Que le voy a hacer. Para empezar tengo el mal habito de jugar, al menos hay que ser afortunada en algo. Tengo la fortuna de ser mala para muchas cosas; para la música, las matemáticas, los juegos de mesa, la obediencia, la fidelidad, pero me gusta cantar, contarte cosas, sentarme en tu mesa a jugar contigo y hacer como que nos somos fieles... mientras estamos juntos, tres es multitud. Te digo, me gustan los juegos y en los mios nunca pierdo aunque tu creas que me estas ganando. Soy como una discipula del lobo. Me pongo mi capa, agarro mi canasta y me voy brincando directito a ver a mi abuelita con orejas y cola, me encanta que creas que lo que hago es escapar cuando solo muevo los brazos para no quedarme tan inmovil, pero cuando me canso de seguir el cuento busco mi final alternativo. Te abrazo, abro mi canastita, pongo el mantel y te comparto de mis galletitas con memelada, cuando acabas te cuento que estaban caducas (claro, finjo que apenas me he dado cuenta) y después de ver como te tuerces del dolor, te curo: Jaque mate! Y cuando me canso de estarte sosteniendo la cabeza, le llamo al cazador para que te tire un plomazo. Pero esos no son mis habitos, es más bien mi modus operandi. Mi mano derecha siempre esta dejando de hacer cosas para que la izquierda se tome atribuciones que no le corresponden y la obligue a caer en tentaciones.

Fuera de ahí, tengo buenos hábitos; siempre digo gracias y sí me das las buenas trades te contesto siempre, sí estornudas digo salud, sí brindas lo hago contigo aunque no sea por tí, (beber solo es terrible) sí me das de tus dulces te acepto uno. Total, desbanque a Alicia solo que a mi no me vas a poner a recitar, pero pasame la pipa y nos ponemos de acuerdo. Adquiero habitos a cada rato, uno al día para sentir que no se fueron las 24 en vano. Algo que nunca hago es habituarme, esque soy de esas que huyen siempre trás el conejo blanco asi que cuando menos te lo piensas te quedan de recuerdo unas pisaditas en el pasto y el olor a perfume en el aire, ya si salimos con suerte un sueter para que me tengas pendiente de volver un día, el menos pensado. Esa es una muletilla o como el zapato de la Cenicienta, no soy tan descuidada como te imaginas, más bien procuro distraerme. Ya habíamos hablado de eso. Soy más buena que el pan porque no voy a hacerte engordar nunca, tampoco que vaya a alentarte para bajar de peso, pero me encanta como te esfuerzas por hacerlo para caerme bien. Me gusta acordarme de tí porque no soy como las que se acuerdan y sufren, yo me sonrio de tus inmadureces y de tus malas formas porque son trofeos que me voy juntando, como cuando juegas turista y vas comprando hasta las propiedades que menos valen o las más feas para tener hotelitos en todas y reirte cuando caen los otros. Me sonrió más cuando depués de jurarte extinto y blasfemar en mi contra, me llamas a las 12 de la noche porque extrañas mi voz y me dices mi amor.

Me gusta que reces por la salvación de mi alma mientras me llevo la tuya, no quiero sentirme tan sola allá abajo. Prometo enseñarte con el ejemplo, por eso estoy haciendo cosas nuevas todo el tiempo, siempre hay una primera vez. Dejame averiguo donde podría convenirnos que te ponga y entonces empezamos a tutearnos. Voy a procurar que siempre me tengas como tu buenecita, la que no hace nada que deje evidencia, la que no rompe un plato intencionalmente, la que solo mata las moscas para que no se paren en tu comida (mientras brinco de la nube al fogón y de regreso a tus espaldas). Cuando quieras que te cuente toda la verdad, te pido prestada una mano, nos sentamos en una mesa y vemos como te puedo ganar, cantame tus victorias. Pero en lo que te decides, dejame que te haga participe de los garabatos que tengo en la mente, puede que te encuentres con algo que adoptar aquí o allá. Robate mis verborreas, hazlas tuyas, aferrate a ellas como a una espalda, como a un tronco, que no te preocupen mucho los derechos de autor, dame un motivo para demandarte o ponle mi inicial al final de cada uno de tus aprendizajes. Los mios mejor los dejo en el anonimato, sientete libre de saberte responsable de todos ellos. Siempre he tenido la necesidad de ponerme necia con los habitos.

¡Dios mio!, me pregunto, ¿esto es lo que llaman enajenación?,
¿o es el principio de mi decadencia?
-Jaime Sabines.

No hay comentarios: