lunes, 18 de agosto de 2008

De la necesidad de ser...

Sentir. Con cada milimetro de la exitencia, ese momento de euforia en el que dices a todo VA! No hay mejor droga que la felicidad. Y claro está viene como resultado de prosesos químicos miles pero pone y pone bien. Poner. No es lo mismo que ponerse y ver que cae, es poner de tu parte y partir de ahi para que, punto y aparte, todo salga cual debe. Deber sentir; obligación de carácter humano producto de la necesidad de provocar para comprobar la existencia de uno mismo. De vez en cuando me recuesto y cierro los ojos, me pongo comoda en soledad para sentir como ocurre la vida, como va y viene el aire paseandose por el primer hogar que mi cuerpo le ofrece y pasa de un lado a otro a cumplir sus funciones, llega a mi sangre y pongo las llemas sobre mis venas apenas tocandolas para comprobar que el oxígeno le viene bien al sistema. Siento el esfuerzo de mi corazón por lograr que todo opere como debe, ahora tranquilo, pausado y en reposo con la potencialidad de soportar cualquier arranque que nos venga bien y la mayoría de los que no nos vengan tan bien, fortaleza ante todo. Abro los ojos después de jugar al vivo y compruebo mi existencia espacial, mis capacidades básicas, mis necesidades vitales que aumentan conforme me propongo perfeccionar la maquinaria tangible y el motor intangible. Sentir, con cada célula como sí en el mundo solo importara en roce de los cuerpos, con una fruta, con el agua, con el sol, con otras mentes. Con la tuya que me asombra cada vez que tenemos un rato a solas y me enseña cosas nuevas o me hace reparar en las que nunca me fijo. Contigo que me has dicho esta mañana cuantos errores tengo o contigo que me has dado más fuerza para irme elevando con el polvito de hada que traigo en los bolsillos.

Voy siempre acumulando cosas en mis bolsillos, soy como esos niños que ponen monedas, chicles e insectos en sus pantalones, me gusta sentir que estos pesan porque si los vacio mi peso, nulo, me llevaría a volar sin control lejos de todas estas cosas que amo. Te amo, siempre te lo estoy diciendo, por eso te tengo en todas partes. En mi mente que no se detiene ni para dormir y que últimamente ni bien lo hace de la carrera que trae. En mis artefactos tecnológicos y desde ahi la hago de consejero, de talón de aquiles, de hombro, sombra, dulce, malestar, mientras haya donde tenerte y un modo, estarás. Estoy, por si no lo sabes, donde siempre aunque no siempre esté en casa. A veces estoy dentro de casa pero no estoy en ella, esque me gusta viajar, irme de a poquito metiendo en lugares que ni tu ni yo conocemos, un día te invito. Y a veces me voy, con mis guerras, mis silencios, mis listas y mis comas, pero nunca te dejo, estoy ahí donde menos te lo imaginas plantando un par de arbustos, planeando el paso siguiente para el día en que nos venga bien convenirnos de nuevo. Ves como siempre que te hablo lo hago quedito? Me acomodo en la raiz de tu oreja, la que más te convenga, desde donde mejor te convenza y te vendo baratas mis conversaciones que son tuyas en cuanto salen de mi cuerpo.

Hoy está siendo un día divino, me duele el brazo, me salió una ampolla, no tengo un quinto y todo esto es una fortuna y te lo debo a tí porque al salir corriendo para verte me he pegado en el codo, caminando de regreso de hablar contigo me lastimó el zapato y en mis esfuerzos por llegar a tí gaste mis últimas monedas. Todo ha valido la pena y, como un adicto en recuperación, digo y te digo, solo por hoy, soy muy feliz.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me gusta el estilo!! Que facil y que complejo suena tener simplemente un dia feliz! (Tengo que reconocer que hay frases que merecerian ser citadas en un futuro!) Rebeca