viernes, 31 de agosto de 2012

Los otros que soy.


Quién hubiera dicho
que estos poemas de otros
iban a ser
                 míos

después de todo hay hombres que no fui
    y sin embargo quise ser
si no por una vida    al menos por un rato
    o por un parpadeo

en cambio hay hombres que fui
    y ya no soy ni puedo ser
y esto no siempre es un avance
    a veces es una tristeza [...]
-Mario Benedetti: Como Arboles.

Me has ocurrido. No como las letras que más bien se me ocurren. O como la mezcla correcta de tonos para imitarme la piel en un bote de pintura. Ni como la mariposa que se ha estrellado en  mi mejilla dejándome un beso de Dios. Tampoco como el momento ese en que sumida en una pesadilla, despierto exaltada y esa bocanada de aire es como la primera que he tomado en la vida. Todas esas cosas iban a pasarme de cualquier modo, estaban escritas en los poros de mi piel, como grabadas en un chip que ejecuta tareas comandadas por otros mucho antes de encenderle a la vida. 

Pero tu no ibas a pasarme y, sin embargo, me has ocurrido. Como ese gato que vive su desgracia envenenado en una caja y al final cuando la abren, decide morir. Me has ocurrido. Como cuando uno mira al cielo a las 8 y, sin ningún conocimiento de meteorología, no comprende porque aun no se pone oscuro. Mira y no deja de mirar. Con miedo y con felicidad. Como cuando se camina en una calle y en el piso brillan colores que se reflejan de algún sitio y por más que se busca, el vitral no aparece. Similar a haber deseado siempre ver un colibrí quieto y luego se le encuentra tirado, muerto. 

No me entiendas mal, todas esas no son solo cosas tristes o desprovistas de belleza. Son hermosas desde el momento en que he podido vivírlas aunque algunas me provocaran miedo, tristeza o culpa. Nunca desee que las palabras se me dieran, no recuerdo haber luchado mucho por saber mezclar los colores y siempre supe que Dios estaba en esas alas tan delicadas. Pero no esperaba muchas otras cosas que me han ocurrido y aunque a veces no las entienda de entrada, me pone inmensamente feliz separarlas en un sitio especial de mi memoria. Aunque el ave no esté y las luces de colores no vuelvan a suceder de ese modo, en ese lugar tan privado sucederán siempre que yo quiera que ocurran.

Hazme un favor y ahora que vuelvas a ocurrirme, imprímete bien en mi memoria. Para las horas muertas, para cuando tenga que recurrir a las ocurrencias.   


1 comentario:

Abbita dijo...

ocurreme, sucedeme, impregnate, tatuate, pero hazlo una y otra y otra vez.

Muy bueno, me gusto *le da like* ah espera no eso no es aca, en fin, que no tardes mucho en volver a escribir.

beso