viernes, 18 de abril de 2008

Desayuno protocolario (sin cronología y contratiempo)

Que Miguel murió. Y que el Narciso cerró su ciclo con 11 divinas y aromáticas flores de tremendo tamaño. que el asador abandonado anda buscando venganza aventando astillas tetánicas. Que Pedro "nomás" barre las hojitas del patió de enfrente (pero atrás es un nido) y llega los sábados bien temprano para cobrar. Que el seguro de gastos médicos no cubre enfermedades nerviosas. Que el jarrón de Mi Bella Genio es "Hand Made in Greece with 24K Gold" pero no tiene adentro más que una araña panzona. Que a los 3 hijos blancos les pasa de todo pero a los dos tostados nadie les ve nunca en el médico. Que cuando el arquitecto vivía las paredes de la cocina no se veían como si hubieran estado llorando. Que las puertas estan cerradas con millones de candados pero si alguno quiere entrar solo tiene que romper el cristal que de piso a techo cubre el exterior de toda la casa. Que extrañar de nada le sirve a nadie y menos a la suegra del alemán . Que el recién nacido se parece más al esposo muerto seis años antes que al actual. Que es insoportable en el candor que ofrece el sol, pero a la sombra el viento le pone a uno la piel chinita. Como cuando te besan el corazón a través del esqueleto, los musculos y la piel: recordar que la vida nos pasa cuando y como menos lo imaginamos. Que el beso dejó marcas indelebles en el pecho justificables con una irritación de extraña procedencia que finalmente es atribuida a la araña. Que a Miguel le hubiera causado mucha gracia y diría esas cosas que ... ya no dice nadie. Que nos vamos a la cama soñando despiertos y a veces de verdad dormimos para soñar. Soñar que Miguel, murió. Que al agua por más que uno la coje no se queda nunca entre los dedos. Soñamos para ponernos a vivir las vidas que no viviremos y las que podríamos escoger queriéndolo. Soñamos que existe cosas con lógica (porque la lógica solo está donde no la vemos). soñamos que una mano nos toma la nuestra para pedirnos que no la abandonemos. Y soñamos que el día que viene serán menos importantes muchas cosas. Y llega el último indicio de madrugada a robarnos el sueño sorprendiendonos con una mano plantada en una cicatriz frontal que jamás nos abandonará y la otra tapandose las lágrimas que no salieron. Con la primera luz de pensamiento llega una memoria de palabras conocidas de siempre y reconocidas 4 horas antes. Tengo miedo de verte/necesidad de verte/esperanza de verte/desazones de verte... la mano captura en el aire una sonrisa que se escapaba para plantarla en los labios de uno. Y Miguel, que murió, tiene la piedra llena de Narcisos, ninguno mio.

1 comentario:

Anónimo dijo...

such is life...

buu...snif!


Cherry